El pasado día 13 una publicación de Víctor Lupo en Facebook, trajo la rememoración de que el mismo día pero en 1963, se había sellado la reconciliación entre Juan Domingo Perón y la Iglesia Católica.
El artículo periodístico que levantaba dicha entrega, adjuntaba otro firmado por Sergio Rubin, “vaticanista” del grupo Clarín, que en tono “objetivo” describía el contexto y el encuentro ocurrido entre el General en el exilio y un emisario de la Santa Sede.
La “objetividad” de Rubin, si bien deja a salvo que PERÓN NUNCA FUE EXCOMULGADO, mantiene otros falsos mitos, creencias arraigadas en muchos argentinos, que distorsionan la verdad histórica hasta el día de hoy. Muchos peronistas, es decir, gente con experiencia, también siguen creyendo tal construcción falaz.
Al caso, que la quema de las Iglesias ocurrida en Buenos Aires en los días aciagos de 1955 fue promovida por el peronismo; y que el entonces Presidente de la Nación expulsó del país a un obispo y un cura. Falsedades de la contrapropaganda oligarca de entonces destinadas a sostener la guerra civil.
El decano de los periodistas acreditados en la casa Rosada Roberto Disandro, peronista confeso desde siempre y ya nonagenario, en un programa en vivo de Crónica TV ayer mismo por la noche (16.02.18 de 20 a 21 hs) sostuvo como ciertas estas dos cuestiones centrales (excomunión y expulsión). Por eso vengo a molestar su atención tardíamente.
Pero lo sustancial del comentario lo refiero al artículo de Rubin. A pesar de cierto aire de condescendencia, es edificante su afirmación rotunda de que Perón nunca fue excomulgado. Y no importa el tono condescendiente que muestra a Perón de rodillas, porque JUSTAMENTE ESE GESTO ES EL QUE QUIERO RESCATAR: JUAN PERÓN SE ARREPINTIÓ, PIDIÓ PERDÓN, LE FUE CONCEDIDO Y HUBO RECONCILIACIÓN.
Es más, CREO FIRMEMENTE QUE ESE DÍA Y ESAS ACCIONES FUERON EL COMIENZO DE UNA DÉCADA DE RELIGACIÓN ENTRE LOS ARGENTINOS, COLABORACIÓN EFICAZ CON LA MADRE COMÚN QUE HABRÁ DE SELLAR EL CIERRE DE LAS PUERTAS DE LA GUERRA CIVIL, OCURRIDA COMO FENÓMENO SOLAMENTE DESPUÉS DE QUE TALES ACONTECIMIENTOS FUNDENTES HUBIERAN SIDO PROVISORIAMENTE DISTORSIONADOS POR LA ECLOSIÓN DEL ODIO GORILA ANTES Y DURANTE LA TIRANÍA.
Es que los bárbaros no saben ser ni vivir de otra manera, como es posible ver el día de hoy.
Y sí, Perón se arrepintió y pidió perdón, porque ya había perdonado y permaneció cada día hasta el fin de su vida ejercitando el perdón continuo.
Fiel a su Dios que lo enseña y fiel a su pueblo que lo ejercita desde tiempos inmemoriales.
Porque el perdón es uno de los rasgos definitorios del modo de ser del pueblo humilde de esta Patria.
Perdonaron Belgrano y San Martín; perdonaron los orilleros del 33 y Rosas a su cabeza; perdonó el corazón federal que mantuvo su lealtad a pesar del genocidio del alambrado y la conquista del desierto, cuando en el Parque y la UCR encaminaron las nuevas formas de la revolución popular; perdonaron los irigoyenistas de FORJA que se sumaron a la revolución social y cultural más profunda que conozcan las Américas; perdonaron los peronistas en el 51 y volvieron a perdonar en el 72 a pesar de la locura homicida; y volvimos a perdonar los argentinos cuando se cerró la guerra civil en el 83 y en el 2002…y ¿cuántas veces, Señor, tendremos que perdonar? Si ya sabemos la respuesta: SEGUIREMOS PERDONANDO PARA QUE LA NACIÓN SEA.
Perdón sí, olvido no. Perdón sí con la equidad que se necesite cuando sea menester castigar dentro de la ley, en el largo y noble camino de buscar la verdad y la justicia, sin las cuales no son posibles Patria ni Pueblo.
Dios quiera seamos capaces de mantenernos leales a nuestra propia esencia, que es capaz de conseguir la victoria renunciando a la venganza.
Como lo consagró Perón aquel ya lejano 1972.
…ayer, Paz Pan y Trabajo
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